REQUIEM PARA UNA EMISORA, LA HJCK

Para los que nacimos en la década de los cincuenta la emisora HJCK, siendo su eslogan “para la inmensa minoría” era signo de lucha, vitalidad y perseverancia; nacida en 1950 de la mano de ALVARO CASTAÑO CASTILLO con de apoyo de su esposa GLORIA VALENCIA DE CASTAÑO, y otros soñadores, que pensaron la cultura, el folclore y la música como una nueva forma de vida.

Hoy después de 75 años se apaga su luz, pues lo económico no estaba dentro de los fines de los CASTAÑO VALENCIA, en palabras de don ALVARO, lo económico no era importante era sobrevivir cómodamente con el apoyo de empresas que creían en su tenaz lucha siendo una estación privada; funcionó en la frecuencia FM en el 89.9 MHz entre 1977 y 2005, cuando pasó a ser una emisora virtual; su frecuencia fue arrendada en el 2006 a Caracol Radio y fue adquirida en el año 2015 por Caracol TV para Blue Radio, quien garantizó que la misma seguiría en el aire, pero se sabe que el poder capitalista piensa precisamente en el capital y su aumento, su producción y sostenibilidad, según los directivos la emisora dejó de ser rentable y sostenible, siendo esta la causa de su cierre.

Pese a lo anterior, la HJCK se convirtió en un referente cultural para Colombia, un legado  que perdura por sus archivos, dejó una huella imborrable en una inmensa mayoría, en este momento a los que tenemos más de sesenta años, pues éramos los usuarios de la emisora, a la que le debo el gusto por la música clásica con los sabios consejos de mi tía NHORA y a la música colombiana por los canticos de mi tía ROSA, eran dos gemelas que llevaban la música en la sangre; esos pinitos dados por mis familiares fueron suficientes para que me enamorara de la HJCK, la que en muchas ocasiones escuché desde la radio y con posterioridad por el internet, alcancé a disfrutar de los cuentos de Rafael Pombo animados por don ALVARO y doña GLORIA, escuchar El Principito en voz de la señora VALENCIA DE CASTAÑO, oír las entrevistas de Paul Sartre, de Cortázar y otros tantos que hicieron que la literatura entrara a mi torrente sanguíneo, disfrutar de poetas como Álvaro Mutis, Jorge Luis Borges.

Dentro de esa amalgama de seres que aportaron su granito de arena para hacer grande la HJCK, se resalta una de las pocas veces que Gabriel García Márquez se dejó entrevistar, la voz de María Mercedes Carranza, pero también que su historia con más de 30000 archivos quedará para el recuerdo en plataformas como Spotify. “Ese legado permanece, disponible para escucharse una y otra vez, como quien regresa a una biblioteca en busca de sentido”, esto afirmaron en el comunicado sus propietarios.

La pregunta que queda en el ambiente y después de escuchar a Pilar Castaño en entrevista realizada en la madrugada por Caracol Radio, expresó que ese recuerdo queda en la mente de los jóvenes, esperando a que estos retomen los legados de la familia Valencia Castaño. Pero surge la pregunta, los jóvenes de hoy están interesados en la cultura, en la buena música cuando estos viven atados al celular, a las redes sociales escuchando de todo menos música clásica y colombiana, prefieren oír a Bad Bunny, Blessd. J Balvin, Maluma, KAROL G, Feid con todas sus groserías, leer pequeños textos en las redes sociales que disfrutar de la Divina Comedia, de Cervantes y su Quijote, de Maqroll el Gaviero soñado por Álvaro Mutis.

La emisora HJCK fue ideada para las personas que en los años 50 disfrutaban de eventos culturales, de presentaciones de personajes importantes en el mundo de la música y la literatura, es decir, cambiar la historia y elevar el nivel cultural de Colombia y el mundo en forma sistemática y permanente. Pero entonces ¿a qué tipo de audiencia llegó la filosofía de la HJCK, se cumplió o no los fines de la misma y cuál será su legado? La HJCK fue más que una emisora, fue un proyecto cultural de los Castaño Valencia y otros, que han dejado huella imborrable no solo en la historia de Colombia sino en la vida cultura de nuestro país, dejando un valioso archivo sonoro para disfrutar hasta que los de nuestra generación partamos al más allá o más acá no se sabe.

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