ARTICULO ABBÁ, RUACH Y MACSHA
Posted by Diego Mario Zuluaga O. on julio 14, 2015
(padre, hijo y espíritu santo en arameo)
“La técnica nos ha llevado a la luna, toca ahora a la filosofía llevarnos a nosotros mismos.”
El problema del hombre actual es preocuparse por todo (profesión, estatus social, estudio, intereses etc.) menos por su antropología, valga decir, su origen. Y ello se debe a esa multiplicidad de actividades exigidas por la sociedad que le implican preocupación y dedicación.
El interrogarse para sí mismo el hombre ha dejado de ser un problema, la esfera puramente antropológica ha desaparecido, pues el arduo sistema de subsistencia ha absorbido todo el potencial del género humano. Sin embargo, ese interrogarse ha estado inmerso en la potencialidad del ser, pues es a partir de allí en donde la existencia cobra importancia.
El problema del origen del hombre se centra desde el concepto de la evolución (“La idea del hombre y de la historia”), y los datos valiosos de su interpretación se presentan en la ciencia y su devenir histórico, pues si para algunos el hombre existe a partir del sentido religioso para otros lo hace a partir de lo científico, apareciendo así un problema espiritual y otro físico con raíces sicosomáticas en donde prima la trama del universo, la materia y la vida. Esa relación del hombre con el ser y su dimensión básica determinada por su propia naturaleza, hacen que el sentido último de sus afirmaciones existenciales provengan de la irreductibilidad del tratamiento sensible, esto es, lo científico y su límite biológico.
Tenemos incrustado el concepto de tiempo y espacio, pero al mismo tiempo las incidencias exteriores e internas que nos permiten la evolución existencial con su argumento conceptual, para desenvolvernos dentro de esa dialéctica, de captar al hombre dentro de su propia realidad (según Descartes) para no desvalorizar el cuerpo y su materia o su alma o su lógica; un desenvolver histórico del ser a través del proceso historiográfico (pasado, presente, futuro), tendiente a encontrarnos en un presente crítico, en la aparición de un nuevo hombre libre de la explotación y la manipulación. Pan y Libertad. Generaciones en búsqueda de una tarea que constituya su propia idiosincrasia al unísono con su cultura y su identidad.
Vivimos entonces entre mitos: una historia sagrada que nos pregunta acerca de la credibilidad como el título de este artículo o una historia verdadera que conceptualiza realidades y expresa conceptos vivenciales o una historia de creación de acuerdo a las vertientes de nuestro pensamiento o historias de poder según la filiación política o social. Esas relaciones cosmológicas nos rescatan del caos, ese reglamentado por la naturaleza y sus fenómenos o por el hombre y su cotidianidad.
Esa búsqueda de relaciones de sentido que hacen del sujeto cognitivo entender su propia filosofía, son las que dirigen el taller acerca del origen del hombre al que se hizo alusión anteriormente, o va en búsqueda de una coordinación de actividades humanas percibidas por el hombre y su entorno, y que dan origen al “sujeto de relaciones de sentido”. Una unidad psíquica de vida mediante la conexión de conocimientos, valoraciones y fines. Un absoluto con sentido fundante o un esfuerzo permanente de la humanidad por vivir y explicar sus experiencias para hacerlas parte de su propia historia individual, con niveles distintos de aplicación para encontrar lo que nos mueve desde su presencia creadora.
Una antropología razonada desde la totalidad de lo real, o de la posición puramente práctica a partir de la afectividad del ser humano, en búsqueda de una realidad muchas veces ajena a los fenómenos reflexivos y expresivos que el individuo encuentra en la aplicación de interpretación y transformar su propia vivencia.
Leave a Comment