HABILIDADES VS INNOVACION II
Posted by Diego Mario Zuluaga O. on diciembre 22, 2017
En artículo anterior hablamos acerca de las megahabilidades del hombre e igualmente de las circunstancias en que este buscaba la innovación como complemento a su propio talento humano, pero que este era desconocido no solo desde el nivel superior sino hacia abajo del sistema piramidal de la estructura organizativa de la empresa.
Sin embargo, han existido personajes como Steve Jobs, Gastón Acurio, Rafael Yuste que han mostrado como el bicho de la innovación ha permitido la evolución del pensamiento humano, igualmente el desarrollo empresarial y el de una sociedad que requiere que se presente este fenómeno en sus vidas, para garantizar con ello no solo una vida mejor sino el aprovechamiento del tiempo y el espacio.
De otro lado, tenemos la falsa idea que los países ricos son aquellos que tienen petróleos, reservas de aguas o yacimientos de minerales cuando en verdad lo son aquellos que han permitido el desarrollo de las habilidades gerenciales de la mano con la innovación y la creatividad. Le han apostado a un cambio desde lo generacional hasta lo empresarial, dejando a un lado el enriquecerse por hacer del hombre un ser más íntegro y completo en todo sentido. Sin embargo “La calidad de la educación es la clave de la economía del conocimiento” (Oppenheimer), pues es a partir de esta en donde los países industrializados surgen desde sus cenizas hasta el nuevo pensamiento político y económico. Hay entonces una relación simbiótica entre educación, habilidades, innovación y talento humano que deben ser desarrollados y aprovechados desde la escuela.
La nueva educación debe estar dirigida al fomento de la innovación, y como si fuera poco el conocimiento del talento humano y las habilidades del individuo, y en efecto eso es lo común en el pensamiento de Jobs, Acurio y Yuste, pues estos desarrollaron nuevas tecnologías, el conocimiento de los chefs de la gastronomía internacional y el desarrollo del cerebro como elemento integrante del pensamiento del hombre.
Estamos en una era en donde la tecnología y el conocimiento no pueden estar separados, la sociedad depende de lo cultural y social para identificar las debilidades de los sistemas de gobierno; y por ello la crítica a los gobernantes que no invierten más en parques científicos e industriales sino en paliativos que tengan contentos a un sector de la población para su propio beneficio.
Es un hecho cierto que en un principio nada se decía acerca de los innovadores y sus ideas revolucionarias para facilitar la vida del ser humano, pero tuvo que llegar la globalización y otras corrientes para que esta se fuera generalizando y se pudiera adoptar desde cualquier sitio, es decir, se democratizó la innovación, dejó de ser cerrada para convertirse en un complemento del entorno social. Ahora bien, los innovadores son un tipo de gente diferente, son individuos que NO le temen al fracaso, sino que utilizan este como experiencia para volver a intentarlo. Se ha dado el caso de innovadores que se han quebrado dos y tres veces, han gastado sus fortunas, se han endeudado en los bancos hasta que esa idea se hace realidad con resultados fabulosos desde lo económico hasta lo profesional.
Y es que el secreto de la innovación con la implementación de las habilidades innatas y el conocimiento del talento de cada uno, radica precisamente en el TALENTO de la gente, en los recursos e incentivos económicos individuales, colectivos o estatales que se inyecten precisamente para que estos florezcan en esos nichos de creatividad, y en las oportunidades para mejorar el mundo futuro. Para ello, debemos propender para que la burocracia y su exceso de garantismos consideren que la innovación no es un gasto, y antes por el contrario es una inversión obligada de los países, pues Colombia viene muy atrás en la escala de innovación, de investigación y como si fuera poco se reducen los presupuestos de los entes estatales encargados precisamente de prestar el apoyo para que este sentir cambie no solo a nivel nacional sino global. Es una tarea que desde la academia debemos empezar, como también de la conciencia de los políticos y gobernantes de turno, pues un país que innova es un país que se desarrolla y avanza.
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