DESDE LO EPISTEMOLOGICO
Posted by Diego Mario Zuluaga O. on marzo 2, 2022
Se puede iniciar diciendo que el individuo desde su psique siempre ha soñado con lograr todas aquellas cosas que se ha propuesto, no sin antes haberse fijado unas metas y es este el aliciente que el mismo desarrolla para obtener este fin.
“Para Stanislao Zuleta la Dificultad viene inserta en el ser mismo del hombre y como tal se convierte en el material inspirador para que este fije sus metas y cumpla las mismas, ya que no debemos olvidar que el hombre es un ser social y en consecuencia se debe combatir la frustración, esto es, aquello que el individuo no puede cumplir por circunstancias ajenas a su voluntad, pero que el deseo debe vencer a toda costa.
Sin embargo, la idealización es el fin de la meta, esto es, poder disfrutar de los logros se convierte en últimas en el temor, es decir, de tener que volver a empezar con una nueva propuesta, unos nuevos programas y como si fuera poco esperar unos resultados.
Para el pensador en referencia, la facilidad no existe sino en el pensamiento del hombre, y esta la debe combinar con su existencia, el entusiasmo, la crítica, el amor y el respeto, aunque son valores menores siguen representando la parte importante del individuo dentro de su ser social.”[1]
Lo negativo del hombre está es en la conceptualización apocalíptica, es decir en el comienzo y su fatal fin, pues son inciertos ante la realidad que este debe vivir y a su vez subsistir con esta idea, para terminar, discutiendo con una realidad que no se amolda a su comportamiento y mucho menos a su ser individual ni colectivo.
La voluntad de lucha es la que debe representar el ideal del sujeto, pero esta debe ser por una sociedad nueva en donde las clases sociales se junten, en donde la economía capitalista individual se convierta en capitalista social, desechar el valor de lo fácil para imprimirle a lo difícil la importancia que hemos dejado de darle, esto es, el manejo de esa predilección que nos hace hombres de carne y hueso y como si fuera poco los fracasos y los errores son los ejemplos a seguir, pero no quedarnos en ese círculo vicioso, sino salir de este para demostrar que el esencial del ser humano es la subsistencia, ser feliz y disfrutar de cada una de sus luchas y derrotas; además de aceptar como posible la aplicación de un método que nos permita ahorrar tiempo y espacio, tener en cuenta las doctrinas y los intereses de las personas, los partidos, las clases sociales y toda la nación para que el concepto de democracia participativa siga siendo objeto de trascendencia individual y colectiva y lograr en un futuro próximo un país boyante económicamente y maduro políticamente, en donde el hombre haga parte importante del concepto de Nación, de gobierno y que con ello se distinga de los demás congéneres no solo en su parte cognitiva sino volitiva.
Lo anterior nos lleva a concluir que el deseo es algo innato del hombre, igualmente que este se convierte en ese motor que hace mover a este y como si fuera poco este se convierte en el mecanismo que hace parte de la subsistencia, pero debemos entender que desde el momento en que las cosas dejen de sorprendernos estamos yendo hacia una muerte lenta, un final letárgico en donde la mente va siendo carcomida por la inconciencia y el aburrimiento se apodera de nuestro ser.
Lo absoluto es una concepción de la manera como el ser humano enfrenta y para ello debe cambiar la forma de mirar su realidad, es decir, su existencia desde el plano psico social y no desde lo espiritual, es acercarnos al fondo del alma para tener otros ojos con los cuales entender nuestra subsistencia; esa máquina entonces es una pensadora, claro esto lo dijo Descartes pero en este mundo tan convulsionado debemos retrotraer el pensamiento hacia aquellos personajes que si tuvieron tiempo para mirar la vida de otra manera, y en efecto eso fue lo que logró Descartes, hacer entrar en razón al individuo pues su método y su dialéctica hicieron dar un giro total a la manera de interpretar el pensamiento.
La verdad entonces no es absoluta, y para entender la misma debemos partir las dificultades de manera que las podamos entender e interpretar, y una vez ordenando el conocimiento podemos decir que no hemos dejado a un lado ningún circunstancia o situación y en eso se funda la manera de interpretar los hechos.
El concepto de HANS GEORG GADAMER[2] respecto a la hermenéutica se podría sintetizar como una teoría netamente filosófica, en donde la reflexión sistemática sobre la estructura y condiciones del comprender nos permiten evidenciar la existencia del arte como ente liberador de la voluntad del individuo, pues no de otra manera se explica el porqué de su cotidianidad y de su libre albedrío o la voluntad y arbitrariedad de su comportamiento
Se tiene entonces como referente la capacidad de interpretación como la herramienta principal para que el hombre pueda comprender el sentido, por un lado, del texto y por el otro lo que significa el mismo y de qué manera el autor es partícipe de que este entienda qué fue lo que quiso decir con el hecho histórico; es decir, se determina la universalidad del mismo, cuando podemos entender “su significado para nosotros”, esto es, comprendiendo la historia.
El individuo para Gadamer hace parte de la circularidad hermenéutica, pues la misma no se daría sino está presente allí este, aportando su capacidad intelectiva y desplegando su totalidad de sentido, fijando un horizonte en relación con la integración entre el texto, la historia universal, la tradición permitiendo la mediación entre presente y pasado.
“Es bueno aclarar que el hombre es quien hace pensar al hombre, esto es, aquí se cambia el concepto “que el hombre es lobo para el hombre”, esto conlleva entonces a que la posibilidad del conocimiento es una cuestión colectiva, pues no se concibe una sociedad en donde lo investigado, lo propuesto no tenga una connotación social o al menos dentro de la dimensión del ser humano.
Teniendo en cuenta que la aprehensión de conocimiento ocurre durante toda la existencia del ser humano, y que para ello se presentan varias etapas, las cuales vienen acompañadas no solo de la apreciación de la psique del individuo, sino que son alimentadas con los procesos de asimilación de información, análisis y sistematización de la misma, se debe concluir que es el mismo individuo el que hace ese proceso y que por lo tanto tiene la libertad de ver su realidad como le llega a sus ojos.”[3]
En mi concepto se debe interpretar la epistemología como esa parte que permite explicar la ciencia científicamente.
Ante esta perspectiva considero que existe una relación simbiótica entre los siguientes conceptos, pues no se concebiría la existencia de cada uno de estos por separado; máxime si se tiene en cuenta que la Gnoseología tiene como fin analizar la naturaleza, posibilidad y límites del conocimiento, pues por eso se considera el tratado del conocimiento, haciendo desmembración de sus sílabas, como también permite estudiar los diferentes tipos de conocimiento y el problema de su fundamentación.
De otra parte, la epistemología es la parte filosófica de la teoría del conocimiento, del saber, de la relación de los conceptos.
La Filosofía de la Ciencia es más científica, pues es la encargada de saber cómo se desarrollan, evalúan y cambian las teorías científicas.
Lo mecánico entonces es una representación de la misma manera como el individuo percibe su existencia, pues si este desde sus comienzos no tuviera en cuenta pragmatismo, igualmente su idiosincrasia no entendería como se ha repetido su objetivo final en este mundo, su yo existencial y que en efecto eso es lo que persigue la sicología aunada al concepto de filosofía.
DIFERENCIAS |
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GNOSEOLOGIA | EPISTEMOLOGIA | FILOSOFIA DE LA CIENCIA |
Naturaleza, posibilidad y límites del conocimiento | Problemas Filosóficos que rodean conocimiento | Cómo se desarrollan, evalúan y cambian las teorías científicas |
Origen del conocimiento y sus formas | Definición del saber y conceptos relacionados | Si la ciencia es capaz de revelar la verdad |
Los distintos tipos de conocimiento que pueden alcanzarse | Los tipos de conocimiento posibles | Examen filosófico de problemas, métodos técnicos y estructura lógica |
El problema de la fundamentación del conocimiento | Relación exacta entre el que conoce y objeto conocido | Implicaciones filosóficas de la ciencia |
Consecuente con lo anterior, es determinar cuál es el problema del conocimiento y dónde se encuentra el mismo y cuál es la relación entre este y el materialismo histórico y para desarrollar este asunto, debemos tener en cuenta nuestra experiencia original del mundo desde la infancia, y allí, no nos damos cuenta que hay un mundo en nuestro derredor y nuestra conciencia no distingue entre mi yo y mi mundo, todo es un único continuo.
Sin embargo, al ir creciendo como individuo encontramos que hay una oposición entre mi yo y mi mundo, igualmente que el mundo se nos presenta en varios planos de análisis posibles y todo ese caos, nos hace buscar una sed de sentido, en otras palabras, mi visión de lo diverso, constituyendo esto mi universo donde yo habito seguro, ya que el hombre en cuanto ser racional no puede habitar el caos, por lo que se convierte en un ser abierto al otro, o sea, un ser sediento de la recepción del sentido de las cosas.
Los materialistas del siglo XVIII creían haber terminado con el idealismo. La antigua metafísica estaba muerta y enterrada; la “razón” no quería oír hablar ya más de ella. Sin embargo, las cosas tomaron muy pronto otro sesgo. Ya en la época de los “filósofos” la restauración de la filosofía especulativa comienza en Alemania y, durante los cuarenta primeros años del siglo XIX no se quiere saber ya nada más del materialismo, al cual se considera muerto y enterrado. La doctrina materialista aparece ante todo el mundo filosófico[4] y literario con el aspecto con que se le había presentado a Goethe: “gris”, ”cimérica”, “cadavérica”. Ante ella se temblaba como “a la vista de un fantasma”. Por su parte, la filosofía especulativa creía haber triunfado de una vez por todas sobre sus rivales.
“Algunos filósofos han llegado todavía más lejos sosteniendo en oposición al materialismo que la materia “no existe”, salvo como una suerte de dispersión del alma. (pansiquismo y espiritualismo). De cualquier modo, lo cierto es que aún queda mucho por explicar respecto de la diferencia entre lo físico y lo psíquico. La materia es tan difícil de entender como el alma, y tal vez más… Esto fue puesto en evidencia en el mes de diciembre de 1900, por el físico alemán Max Planck, quien planteó una nueva y desconcertante estructura conceptual para la física: “la teoría cuántica”, indicando el límite de la divisibilidad de la expansión y el límite extremo de toda divisibilidad…Lo que queremos llegar a decir es que los planteos materialistas y mecanicistas ya no resisten un análisis serio; llegó el momento de admitir que no se gana nada siendo materialista, se cambia lo oscuro por lo más oscuro. Urge buscar más allá de las apariencias mecanicistas, la huella casi meta-física de otra cosa, a la vez cercana y extraña, poderosa y misteriosa, científica e inexplicable algo como Dios, quizá” [5].
En esta cuestión, por propia motivación de clase explotadora, los burgueses han debido seguir abrevando en las fuentes del pensamiento esclavista, de donde procede la línea típica de desarrollo científico-social de occidente, que arranca en la Roma imperial y culmina en el hegelianismo. Para Hegel, lo peculiar y distintivo de los seres humanos, es la negación del cuerpo esclavo, de lo sensible, sometido a la pura actividad de lo inteligible, de la conciencia señorial. La única diferencia es que, desde las guerras del Peloponeso hasta la caída del Imperio Romano, la dicotomía entre el cuerpo esclavo y la conciencia libre, era de alcance social, donde a los esclavos no se les reconocía la condición humana por carecer de propiedad y, por tanto, de conciencia y libertad. Bajo el capitalismo, por mediación del cristianismo esa dicotomía ha sido recluida en cada individuo, entendido como ser humano por el hecho de que tiene un alma que prevalece sobre su relativo cuerpo esclavo.
Esta premisa interesada de la conciencia individual como distintivo de los seres humanos iguales ante Dios, que presidió las relaciones entre señorío y servidumbre, fue finalmente a anidar -debidamente adecuada- en la sociedad burguesa laica. Tal es el fundamento de la «libertad» individual y de la igualdad de las almas propietarias ante la ley. Esta premisa de la «libertad» clasista burguesa, fundada en el concepto cristiano de alma, que pasó a llamarse «conciencia», fue la que legitimó la expansión del trabajo asalariado a los fines de la acumulación del capital, a instancias del contrato de trabajo, un acuerdo entre dos almas propietarias «libres e iguales», por el que, una de ellas, el vendedor, dispone «libremente» la entrega de su actividad corporal por tiempo de terminado, a otra alma propietaria, el comprador, que, a cambio, dispone también «libremente» entregar al vendedor parte de su capital bajo la forma de medios de vida.
Las premisas de las que parte el materialismo histórico no son abstracciones como ésta, sino realidades objetivas universales directamente perceptibles, de las que sólo es posible abstraerse en la imaginación o por inconfesables motivos de interés. Para comprobar la veracidad de estas premisas no hace falta ninguna mediación del intelecto, porque son en realidad lo que parecen y aparecen directamente a la conciencia desprejuiciada por la simple vía experimental u observación empírica, sólo ocultas por la evidencia permanente de lo que se hace todos los días, como es el hecho de que los seres humanos han venido al mundo produciendo y usando sus propios medios de vida con un inequívoco sentido de progreso históricamente determinado. De ahí que lo que les distingue sea que constituyen una fuerza social productiva como unidad dialéctica entre sí mismos y sus herramientas, sólo rota por las clases dominantes que lo han venido siendo, no para legitimar su diferencia con el resto del reino animal, sino para ejercer la supremacía sobre otros seres humanos.
Dentro del pensamiento materialista histórico, está pues, implícito, el método dialectico de investigación científica que le distingue del método metafísico, propio de las llamadas «ciencias» sociales al uso en el mundo dominante de hoy. Por lo tanto, a nuestro modo de ver, el materialismo histórico no es una ciencia más, «como cualquier otra», es la única actividad del pensamiento aplicado a la sociedad que merece el calificativo de ciencia, lo demás es pura ideología, superchería de clase cuya producción intelectual pasa por el filtro del interés, tan alejado de la pura actividad de la conciencia libre, como el cercano, atento y vigilante amo a los gestos corporales de sus esclavos, para mantenerles sujetos a su dominio y usufructo.
Los historiadores liberales de la época de la Restauración suelen hablar de la lucha de clases y, más aún, la mencionan con mucha simpatía. Ni siquiera se asustan de las efusiones de sangre. “Lo repito, pues –exclama Thiers en una nota de su Historia de la Revolución Francesa–, la guerra, es decir, la revolución, era necesaria. Dios sólo ha concedido la justicia a los hombres al precio de los combates”. Mientras la burguesía no había terminado su lucha contra la aristocracia los teóricos de la burguesía nada habían tenido que objetar a la lucha de clases. La aparición en la escena histórica del proletariado en lucha contra la burguesía modificó sensiblemente las ideas de esos teóricos que acabamos de mencionar.
En la actualidad la lucha de clases es para ellos un punto de vista demasiado “estrecho”. Tempora mutantur et nos mutamur in illis! (Los tiempos cambian y nosotros cambiamos con ellos), Plejánov dice con razón que la filosofía, después de haber descubierto las leyes del desarrollo de la sociedad, cesa de existir en tanto que hipótesis y especulación. De todos modos, ha de precisarse que la filosofía del marxismo-leninismo –el materialismo dialéctico e histórico– en tanto que la única concepción científica del mundo y único método crítico revolucionario, es el fundamento universal sobre el cual pueden desarrollarse todas las otras ciencias de la naturaleza y de la sociedad.
La cuestión se encuentra en un plano, en pensar, si aún nos encontramos dentro de esa lucha de clases, o ha avanzado tanto la sociedad para concluir que no, que el socialismo capitalista ha triunfado dentro del mundo capitalista, que los viejos sistemas sucumbieron ante el desarrollo social del hombre, ante el reparto igualitario de la riqueza, donde el Estado es benefactor y que la Constitución Nacional se respeta a cabalidad.
Es un sofisma de distracción el pensar así, para América Latina el materialismo histórico pasó sin dejar rastro, la definición de epistemología y gnoseología sigue siendo la tradicional, estamos anquilosados ante el avance de la sociedad, de la ciencia, de la manera de hacer investigación, pues hasta hace poco se vienen conociendo términos como Investigación Cualitativa y Cuantitativa, igualmente el conocimiento nos llega retrasado, y cuando estamos asimilando el mismo, aparecen otras definiciones y normativas que cambian lo que apenas se está practicando.
De otro lado, no es lo mismo pensar a lo europeo que a lo latino, cada uno tiene intereses y objetivos distintos, ello debido al sistema de gobierno, a la fuerza de las economías, a los partidos políticos, el acceso a la educación y como si fuera poco, a la segregación de lo que somos víctimas no solo en la misma América sino en España, Inglaterra, Francia y otros países y todo por ser colombianos.
[1] . ARTICULO ELOGIO DE LA DIFICULTAD. Diario del Otún. Oct. 30-03.2004
[2]. Mentor de la filosofía hermenéutica, cuya obra “Verdad y Método” gira en torno del comprender como rasgo central de la existencia humana.
[3]. ZULUAGA OSORIO, Diego Mario. La Epistemología. Monografía. USTA. Octubre 2002.
[4]. Si los filósofos del siglo XVIII recordaban que el hombre es un producto del medio ambiente social, negaban a la “opinión pública”, la cual, según decían, regía al mundo, toda influencia sobre ese medio. Su lógica tropezaba a cada paso con uno u otro aspecto de esta antinomia. El materialismo dialéctico la resuelve fácilmente. Para los materialistas dialécticos la opinión de los hombres dirige efectivamente el mundo, puesto que en el hombre, como dice Engels, “todas las fuerzas motrices de sus acciones deben necesariamente pasar por su cerebro, transformarse en móviles de su voluntad”. Esto no impide que la “opinión pública” tenga sus raíces en el medio social y, en último análisis, en las relaciones económicas; asimismo, no impide que toda “opinión pública” dada envejezca en cuanto el modo de producción que la ha creado empieza a envejecer. La economía forma a la “opinión pública” que, a su vez, dirige al mundo. (El Materialismo Histórico. Jorge Plejánov).
[5]. ALTISEN, Claudio. Epistemología. P. 6
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