“Luchar por: una vida de serenidad en medio del caos.” (Marco Aurelio)
Se ha impuesto la necesidad de recurrir a luchar contra la verdadera batalla del pensamiento, como herramienta para identificar las consecuencias del porqué el ser humano a veces yerra en la elección de personas, en la toma de decisiones, en proponer procesos y estrategias con el consabido resultado.
Y a qué recurrir para lograr un pensamiento con discernimiento y en el que son especialistas los Jesuitas o entender las ventajas de la filosofía clásica ante el casos social en que se encuentra el hombre en este universo, convulso por guerras entre países, en el interior de los mismos, en la forma de demostrar el poder de algunos gobernantes o el anquilosamiento de viejas escuelas que en nada ayudan a la evolución del país, y algunos dirían que la escuela estoica es la única manera de permanecer en este espacio y tiempo.
El estoicismo fue una corriente fundada por Zenón de Citio en el Siglo III a.C, basada en que la virtud es el único bien y la felicidad se alcanza a través de la razón y la aceptación de aquello que no podemos controlar. La virtud basada en sabiduría, justicia, coraje y templanza como bien verdadero y que todo lo demás como riqueza, salud y placer es indiferente, ante la aceptación del destino cuando no podemos cambiar lo que es externo con lo que se logra la paz interior y la serenidad; por eso la razón y la lógica son herramientas que ayudan a comprender el mundo y la toma de decisiones; además de dominar las pasiones sin dejarse llevar por estas o por impulsos irracionales; de ahí que los estoicos se consideraban ciudadanos del mundo por aquello de la misma igualdad de dignidad y derechos humanos. Entre los personajes más representativos de esta corriente se encuentran Zenón de Citio, Séneca, Epicteto y Marco Aurelio.
La importancia de esta corriente estriba en que ha sido de gran influencia en la filosofía, la sicología y en la cultura occidental, pues las enseñanzas sobre la gestión emocional, la resiliencia y la búsqueda de la virtud han sido relevantes en la actualidad, además que dada su versatilidad esta ha inspirado a muchas personas para vivir una vida más plena y significativa.
Sin embargo, fueron las enseñanzas de Marco Aurelio las que más fuerza han tenido, en especial en su libro “Meditaciones” pues condensa su pensamiento desde lo personal, las relaciones familiares, la política y el arte de gobernar que lo hicieron preponderante dentro de esta escuela. Este fue emperador de Roma en tiempos convulsos y desarrolló un pensamiento introspectivo y personal que resuena hasta el siglo XXI, invitando a reflexionar y transformarse para alcanzar la virtud.
Cómo mirar el estado actual del pensamiento actual del ser humano influenciado no solo por la era tecnológica, sino por la aparición de ayudantes, tales como: redes sociales, inteligencia artificial, chatbots etc., que permean de alguna manera la originalidad de lo que se piensa y en la forma como se dice y se aplica, además que desestabilizan lo territorial y lo institucional, lo humano y lo inhumano, la lógica de la razón; hay muchos conflictos internos y externos de la psique del hombre, que presionan las fronteras del entendimiento y la claridad, del discernimiento y su rumbo, de la lenta transición hacia un período mayor en búsqueda del reino de la tranquilidad.
Hay una epidemia que diezma la integridad y la inteligencia del individuo, pues ese conflicto interno desgasta la salud del Estado, de la sociedad acrecentando la crisis que revela aquello que no permite autoproclamaciones de verdad; de otro lado no deja mantener esa delicada cohesión entre la virtud de la que se hablaba antes, sino el mostrar que existe una tradicional en donde el coraje, la dignidad y el sentido del humor, la lealtad, la piedad, la seriedad y la fortaleza chocan con la corrupción de todo tipo y la irracionalidad del manejo de poder en cualquiera de sus niveles. Es decir, superar ese temor enraizado en el hombre por no evolucionar con los principios fundamentales de la estoicidad y su aplicación en los momentos aciagos de la existencia del ser humano.
Algunos estarán de acuerdo con lo expresado en este artículo en cuanto a que el estoicismo cobra fuerza, originario de Grecia que también estaba en crisis y que se reactualiza a través de la historia, la cultura en búsqueda precisamente de esa serenidad que requiere el caos, fundada precisamente en esa doctrina popular que fue instruida por Marco Aurelio y otros pensadores de la corriente que representó en la Grecia antigua. Y otros, manifestarán que lo antiguo se debe dejar quieto frente al avance de la modernidad, de los nuevos pensamientos y pensadores enraizados más en los problemas sociales que en los del hombre, como Biung Chul Han coreano con influencia alemana y Slavoj Zizek un eslovaco que proviene de la destrucción de Yugoslavia y los pueblos anexados con posterioridad a la segunda guerra mundial.
“El aspecto más triste de la vida en este momento, es que la ciencia acumula conocimiento más rápido de lo que la sociedad acumula sabiduría”. (Isaac Asimov)
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