Estamos esperanzados en procesos de paz, en erradicar el microtráfico de estupefacientes, de acabar con la pobreza y disminuir los índices de desempleo, en creer que los políticos dejarán de ser corruptos, que las personas que elegimos para la cámara y el senado harán lo que diga el pueblo, pues “el pueblo es la voz de Dios” alguien dijo un día y en qué mentira se ha vuelto este aforismo. Continue reading