LA LECTURA Y LA ILUMINACION
Posted by Diego Mario Zuluaga O. on mayo 23, 2013
“La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar” (F. Nietzsche)
La ideología del ser humano nace a partir de aquello que desde su intelecto ha procesado a través de los años, igualmente la experiencia y las herramientas que ha utilizado, pero la lectura considerada esta muchas veces no importante, si hace parte de ese conglomerado de actividades que el hombre desarrolla en algún momento de su existencia.
Sin embargo, consideramos que a veces no leemos para saber algo nuevo, sino para buscar la historia de nuestras historias dentro de la historia de los demás, valga decir, nos encontramos en la búsqueda incesante de nosotros mismos en aquello que se encuentra en el mundo, para entender nuestra existencia y darle un sentido a la vida.
De otro lado, leer permite evitar la soledad, en muchas oportunidades nos adentramos tanto en el contenido de lo que estamos leyendo, bien sea una historia, novela, tema de nuestra predilección, que olvidamos inclusive hasta el sitio donde estamos, solo vemos pasar la hoja de hoja en hoja disfrutando de su contenido, compartiendo lo que dice el autor, interpretando sus sueños y sus pesadillas, para terminar idealizando a los actores, sus conclusiones y sus recomendaciones.
Aprendemos unos de otros, comprendemos su pasado, su presente y su futuro. Deshilvanamos su historia, su corazón y su cuerpo, eso nos permite el autor al tener su obra en la mano, entendemos los motivos para escribir como lo hizo, reviviendo sus experiencias, dolores y presentimientos, amores irreales y perdidos, caprichos y orgullos, abismos llenos de desenfreno, de tristeza y de alegría. Un cúmulo de motivos desarrollados a través de una parafernalia de argumentos, aquellos que desdoblan el alma y la psique, traspasan tiempo y espacio, aclaran y oscurecen ideas, muestran egoísmo y pasiones.
Dónde está la iluminación, entendida esta como el propósito de traer la luz a la inteligencia del individuo, desarrollar el conocimiento hacia un significado de vida, de entrega total o altruismo sin medidas; renunciando a lo oculto y vergonzoso, en búsqueda de la conciencia humana, dar claridad a los incrédulos, traer la luz a los ciegos, salir de las tinieblas hacia la luminosidad del ser, en últimas brillando con luz propia ante la sociedad.
Pero ello se logra, si hacemos de los libros nuestros aliados, conjugamos una amistad verdadera, en donde la simbiosis intelectual se derrame en prosa, en práctica y en entrega; sin embargo, lo más importante se vislumbra después de la lectura, pues “nadie vuelve a ser el mismo después de leer un libro”[1], y es ese resultado el esperado.
De otro lado, convivimos a diario con nuestros problemas y fracasos, nos dejamos llevar por el sinsabor de la existencia, enterrados en complejidades ajenas al querer del hombre, asustados por el avance de la ciencia y la tecnología, de la incomprensión y la inversión de la escala de valores, un mundo enorme escondido en la inmensidad de nuestra alma, esperando ser redescubierto, negando su existencia por temor, por miedos incomprendidos, por verdades lejanas e irreales.
Debemos fluir, permitir el movimiento del universo y su energía creadora, bañarnos en el río de la sabiduría, dejando pasar la juventud corregida por el tiempo que nos vuelve maduros; prohibiendo aquello que nos limita y nos duele, creyendo en nosotros mismos y nuestro caudal de inteligencia sin límites, para gozar de una vida llena de éxitos y alegrías para entregar a nuestros amigos, familiares y a esta sociedad que tanto lo necesita.
Leer un libro, un artículo o un comentario nos permite la reflexión, un análisis de nuestra personalidad y entender cuál es la misión en este universo.
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