EL PRINCIPIO DE LA SOLUCION
Posted by Diego Mario Zuluaga O. on octubre 31, 2014
Es una propiedad del ser humano no huir cuando está despierto, y es precisamente esta última acepción el ligamento principal de este artículo. El hombre de esta condición existe, es decir, despierto, atento, listo pero No se retira sin haber luchado.
Es mediante el lenguaje que nos damos cuenta que se está vivo e igualmente que va a morir. Sabemos la edad en qué tenemos que luchar, protestar contra las desigualdades, contra las imposiciones o sobre aquellas medidas tomadas inconsultamente, violando todos los derechos fundamentales entre estos el trabajo, o sean estos cual fuere.
Nos atrevemos a filosofar la existencia, partiendo de esta, de insuficiencias conceptuales o de pensamientos laborales, económicos o pedagógicos confrontando ello con el dogma educativo, epistemológico, respeto por lo humano, olvidando entonces ese problema doméstico para convertirlo en esencial, en tragedia o en elegancia vivencial.
Buscamos una aprobación por unanimidad de situaciones sin control, no analizadas o pensadas, sin argumento de asociación, solo vocablos ininteligibles a los cuales tenemos que dar marcha atrás ante la evidente vulneración del principio de solución, no hay concenso, solo imposición o tal vez una mala comprensión del concepto original. Terminamos como avestruces enterrando la cabeza, buscando quien nos salve de ese atolladero que causamos; sin embargo errar es humano pero el reconocerlo también, a veces el orgullo no nos deja y mucho menos reconocer que nos equivocamos, que se saltaron los principios de autoridad o como se dijo antes, una mala interpretación situacional.
De entrada entonces, queda la justificación o una problemática en busca de soluciónica, o de otro, el olvido, ese que va de un daño a una espera, espera la muerte, no hay cosa peor que olvidarse para morir, no hay resurrección ni nauseas existenciales; ocupamos puestos en la terrenalidad con control o sin control voluntario, trascendentales para unos e inertes para otros, de todas maneras juntando problema con solución y al mismo tiempo invenciones de justificación o en últimas personas aporreadas ante lo insensible o como dice Ali Primera: “Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”.
Nos cuidamos de un planteamiento transformador de una constante de la realidad, para que ese binomio problema-solución continúe en nuestra existencia, en esa naturaleza del hombre que interminable ve pasar los días y su vida, sumidos en un profundo dolor, acordándose del daño que se causó en razón de actos irracionales, nulos de lógica y pensamiento pero hasta los sabios se equivocan pero pocos lo reconocen.
Termino este artículo con palabras de una gran amiga Olga Lucía Cardona, experta en coaching cuando dijo que “Muertos son los que tienen muerta el alma pero viven todavía”, y ello ocurre cuando se dejan de comprender las reglas, otros la llaman, etapa crítica, para plantear una ecuación problémica sin solución en el tiempo finito, es decir, una aproximación a la latente lentitud del hombre frente a la evolución de lo humano.
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