ARTICULO CONSTRUIR EXPERIENCIAS SIN EXCLUYENTES
Posted by Diego Mario Zuluaga O. on diciembre 5, 2014
El ciclo del pensamiento es una coordinación de aquello que ha militado en la historia del hombre a través de sus ideales, experiencias y resultados. Muchas veces estos han quedado en la penumbra o se han dejado de un lado esas prácticas efectivas de los modos de vida a los que estamos acostumbrados.
Es un hecho cierto que “el futuro se construye con el presente continuo según las palabras de Manfrd Max Neef, premio nobel de economía hace algunos años, quien augura que son las experiencias las que hacen que el hombre reconozca su estado evolutivo para conformar individuos civilizados, de un lado por aquello del poder del más fuerte o la selección natural de la que hablaba Darwin y por el otro estamos pegados a la trashumancia social, política y económica para comprender la parafernalia de la existencia del ser humano a través de los tiempos.
Controlamos los encuentros y las tensiones personales buscando un colectivo de contemporaneidad, abordando los conflictos entre el mundo diverso y lo moderno, escuchando una música diferente cada vez, de acuerdo al avance de lo existencial o entendiendo las habilidades creativas que íbamos desarrollando con la evolución de la cognición; van surgiendo nuevas formas de control como también maneras de pensar, de habitar y de convivir en los conceptos poéticos vivenciales de la filosofía que potencia los antagonismos del cómo vive el hombre en su cotidianidad. Valoramos lo productivo con las experiencias tensionantes de los efectos del miedo hacía el temor y del amor hasta los odios que llevamos indisciplinados por la falta de confianza y alegría en el modo de vivir.
Nos excluimos por voluntad propia o por incidencia de los fenómenos sociales tan comunes en este momento tales como: el bullying que no es un juego de niños, discapacidades físicas y sicológicas, bulimias físicas y mentales; es decir, una serie de elementos antisociales que no han dejado evolucionar al ser humano como fue concebido desde lo religioso hasta lo existencial, es decir, dejamos de construir una ética del encuentro para afrontar los desafíos contemporáneos que olvidaron el derecho al buen vivir, a la búsqueda de la felicidad y al desarrollo de la personalidad dentro de parámetros sociales y familiares que no perjudiquen al otro.
Proponer encuentros del pensamiento para la formación de la ilusión del bien es una tarea que a la que todos debemos aportar, uniendo las generaciones que fueron formadas con una línea de ideales soportadas en la cultura del ser nacional y social, con una férrea creencia en lo patriótico y la historia del país, para recordar que la única manera de enderezar nuestro modo de vida es la diversificación de pensamiento, en donde se construya y no se deconstruya, en donde el imaginario heroico sea el soporte de la ética del sacrificio para hacer de la práctica profesional una realidad dentro del activismo social al que todos estamos obligados.
Desde ya hay que pensar los cambios, buscar la excelencia y la perfección desde la sabiduría hasta la inteligencia, pasando por el discernimiento de los errores o las identidades ocultas que implican la simplificación de las alternativas de los pensamientos, identificando las conexiones generacionales para establecer que en efecto «En un mundo superior puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces». (John H. Newman. Cardenal y Escritor Británico)
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