ARTICULO PAPILOMA INHUMANO
Posted by Diego Mario Zuluaga O. on marzo 2, 2014
De charlas entre amigos, surgió el inquietante virus del papiloma humano en relación no a su existencia sino del tratamiento que se está dando el mismo a través de la vacuna, y es aquí donde surge la metódica existencial.
Es un hecho cierto que el virus del papiloma humano (VPH) -infección viral que se transmite a través del contacto sexual- existe y seguirá existiendo a través de los tiempos, que existen medicamentos paliativos para su control, pero ha causado controversia el hecho de la existencia de una vacuna contra el papiloma, pero esta tiene un complemento o mejor efectos colaterales tan peligrosos como la enfermedad misma; la pregunta es si aguantar la enfermedad o padecer otras dolencias para su exterminio.
Una angustia existencial a la que se enfrenta el hombre, es más peligroso el remedio que la enfermedad, algo así como Más allá del bien y del mal del que habla Federik Nietzsche, elementos conjugados entre la verdad y la maldad del ser humano, mientras unos luchan contra la enfermedad otros el remedio sin mediar las consecuencias, y es que en el caso de estudio los efectos colaterales de la vacuna entre otros son: dolores, hinchazón, nauseas, vómitos, desmayos, además de otros efectos que solo sienten las personas que lo padecen, en especial las mujeres y en muy contados casos los hombres.
Estamos frente a la defensa de una verdad (virus) sometida a la burla (lo científico) y premoral o extramoral de la humanidad (cura con otros efectos), lo que nos lleva al planteamiento arriba referido, estamos frente a “El nacimiento de la tragedia” obra de Dionisio y en su representación quiere es “es hacer al hombre más fuerte, más malvado y más profundo, también más hermoso”. Surge una antítesis, luchar por una enfermedad que anda campante en las sábanas del sexo o una solución que camina en la mente de los laboratorios que producen la cura, unos como resultados del placer de Eros y otros como resultado de los réditos económicos.
Volvemos entonces a la pregunta, es posible que la sociedad antes de la económico se preocupe por el bienestar de sus asociados, o importa más llenar las arcas que el sufrimiento humano, o erradicar una enfermedad con efectos colaterales. Nosotros los inmoralistas parafraseando a Nietzsche, estamos llenando el universo con productos que no sirven, paliativos entregados al ser humano para que estos continúen consumiendo, pues eso es lo que importa, olvidándose del ser humano como tal, de su integridad psicosocial, de su participación democrática en las decisiones del Estado (eso si votamos), somos sujetos indolentes por un lado e irracionales por el otro, con la astucia inconsciente con que todos los buenos, gordos y honrados espíritus de la mediocridad se comportan respecto de los espíritus superiores.
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