MUERTE, CAOS Y DESORDEN
Posted by Diego Mario Zuluaga O. on septiembre 7, 2014
A partir de la Todología del universo, encontramos que este se mueve a través de diferentes teorías, todas en unísono a sustentar la existencia del hombre en este planeta, igualmente de su importancia como ser social en la globalización múltiple que vivimos.
Y en efecto, es a partir de la combinación de los secretos del ser en donde cobra vigencia los motivos de la supervivencia del individuo, ya que según lo dijo Empedócles: “No intentes reducir la calidad”, siendo esto último una filosofía, esto es, pretender siempre la calidad, sobre la calidad y para la calidad, pues como ya se dijo en este mundo globalizado todo depende de la calidad de vida, de los argumentos, de los productos, de los servicios, de la atención etc.
En esa armonía de pensamiento y realidad enfrentamos a diario fenómenos de todo tipo, que hacen dudar acerca de la calidad del individuo y de su entorno, provocando con ello un caos existencia, entendido este como “La búsqueda de una explicación a los fenómenos naturales que observamos, complejos e irresolubles mediante fórmulas”, es decir se propone un nuevo estudio de la realidad y los fenómenos que inciden en el hombre y su comportamiento, en la sociedad y sus resultados, la ideología y las conclusiones, generando con ello un desorden por organizar.
Ahora bien, el desorden deviene de un sistema de esquematizaciones y falsificadores de la realidad, en donde la reproducción de la imagen y los signos y sus significados desdibujan la calidad de vida a la que hemos hechos alusión; para contrarrestar el desorden se debe construir una filosofía de vida con ritmo, con alegría, melodía, armonía y con una finalidad clara y precisa. Valga decir, juzgando la verdad con inteligencia, con ética y con estética.
De otro lado, al hablar de muerte es el estar en contra de todo lo dicho anteriormente, no es necesario tener muerta el alma y seguir viviendo todavía, antes por el contrario debemos participar en la construcción y transformación del país, de la sociedad, del ser humano, del entorno, de lo cotidiano pero lo más importante sentir pasión al hacer, pues lo que se hace con pasión inevitablemente sucederá.
Al conjugar la muerte, el caos y el desorden entenderemos que existen caracteres internos de lo conocido, igualmente la unión de otras teorías que implican que el ser humano y su entorno dependen de la mente humana, pues debemos echar mano de proposiciones, tales como: nos sentimos parte de un todo inclusivo” o “nos sentimos presentes a una ideal simpatía” (J. Vasconcelos), constituimos entonces esa realidad diversa de los sujetos en experiencia directa con sus fenómenos, sus fuentes y sus significados.
Para terminar, todo dependen de esa primera impresión, como el que supo de la caricia de su madre, los gestos recios de su padre, de la atención a un pariente o amigo, de la limosna dada sin apego o del sentimiento desplegado al ejecutar una de las acciones antes mencionadas, están inmersas allí las palabras del título de este artículo, pues nacemos, nos reproducimos y morimos como una letanía fatal de la vida.
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