El hombre dentro de su necesidad de correspondencia siempre ha propendido por compenetrarse con los demás sujetos y ello tiene explicación si se tiene en cuenta que este es un ser social, lo cual indica la interrelación que existe entre el mismo y los demás sujetos del género humano.

Es así que la expresión de gratitud del ser humano no tiene límites, pues esa sensación de generosidad, de alegría, de tranquilidad y el de compartir con aquellos que de una manera u otra coadyuvan sus afinidades, lo han llevado a que esa expresión se le haya inventado un nombre, AMOR.

Es estado de animación ha permitido que por amor se hayan cometido por un lado grandes atropellos, por otros grandes luchas y por último se hayan librado batallas insospechadas, y eso es lo que ocurre dentro de la organización familiar.

Esa manera de amar de las personas que conforman una unidad, es la que hace brillar la luz de la verdad, la igualdad y la responsabilidad. Ante estas tres perspectivas, la familia se vuelve un generador de opciones que ayudan al individuo a sobresalir en todas aquellas tareas que desarrolla, pues es esa la importancia que la misma manifiesta dentro de la organización social actual.

La verdad en esta sociedad tan atribulada, en donde la escala de valores ha bajado en su más mínima expresión, se ha vuelto en el sofisma de distracción más grande. Esa utopía existencial del ser por adquirir la verdad, por defender su concepto es la que ha llevado a que en la conformación familiar sea uno de sus pilares, pues no se concibe que esa organización no sea generadora de aspectos positivos, entre estas sus virtudes.

La igualdad a pesar de ser un precepto constitucional, en la familia también se vislumbra como esa parte que sostiene el equilibrio, no solamente en lo económico sino en la parte sentimental, en la razón de ser del individuo, y como si fuera poco en que todos tengan lo mismo de acuerdo a sus necesidades básicas. La igualdad entonces, no es otra cosa sino aquello que le permite al individuo integrarse, lograr su interioridad para entender cuál es el motivo de su existencia en este mundo.

El hombre dentro de su dimensión adquiere responsabilidad, pero esta se logra desde el mismo momento en que este nace, pues en el seno materno recibe aquellas primeras concepciones sentimentales y sociales, además los aspectos que lo hacen único, y entre estos, esa cuota de responsabilidad la cual lo perseguirá por el resto de su existencia.

El amor entonces como generador de arte, es un indicador que acelera la lasibidad del ser, que hace que la imaginación del individuo permita la construcción de todos aquellos espacios lúdicos, sentimentales y desarrolle su creatividad, pues en verdad todas las mejores expresiones relacionadas del amor se han presentado cuando el individuo dentro de su ser, han demostrado que estas superan la misma imaginación, pues esta sería la única manera de explicar las grandes obras de Miguel Angel, de D´avinci, de aquellos que construyeron la Torre inclinada de Pizza, e incluso de los monumentos indígenas que existen en San Agustín.

Cuando las personas demuestran con su actuar que están verdaderamente comprometidas, es por que existe el amor en ellos, es decir, que a todo lo que hacen le imprimen este sentimiento que como ya se ha dicho es generador de una gran cantidad de ilusiones, imaginaciones y renovación en las diferentes material artísticas.

Hay que preguntarnos si dentro del rol familiar de aquellos artistas, también se generó un amor desmedido, si por el contrario todo aquello fue producto de la frustración sentimental que sentían, o si era la manera de demostrar su estado, porque si ello es así, entonces que vivan los frustrados o de lo contrario que vivan los que aman la mejor manera de vivir, es decir, el amor dentro de la familia.

NOTA: Acaece que los hombres más capaces de pensar sobre el amor son los que menos lo han vivido, y los que lo han vivido suelen ser incapaces de meditar sobre él, de analizar con sutileza su plumaje tornasolado y siempre equivocado.

El hombre interesante es el hombre de quien las mujeres se enamoran.